jueves, 14 de febrero de 2013

Maraton 4/...

Capítulo 37:



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Ahora me encontraba en las calles de nueva york perdido y sin una chica a quien abrazar. Tenía que encontrar a ___(tn) oh si no esa misma noche moriría. No podía aguantar estar un día más sin su amor, pero no me rendiría hasta encontrarla. No me importaba si daba mi vida entera por ella, no me importaba si a mis amigos. Solo quería tenerla en mis brazos y poder besarla y acariciar su hermosa y blanca piel.

Narra ___(tn):

-¡Suéltame! Me siento mal Benjamín –grite.
-No te soltare bonita –dijo.
-¡Basta benjamín! –grite nuevamente.
-No lo hare –grito.

Dio varios golpes en mi cara con su puño cerrado. Estábamos en una casa, no la reconocía. Toque mi cara, comenzaba a salir sangre de mis labios y de mi nariz. Estaba harta de esto, estaba harta de benjamín. Estaba harta de mi vida. Había pensando seriamente en poder quitarme la vida y así para no sufrir. Pero pensé en mis padres y sobretodo en Justin, en como tomaría mi muerte.

Benjamín y yo estábamos parados a tan solo unos centímetros de una grande cama, su cuerpo estaba pegado al mío, su cabeza estaba en mi cuello. Me daba pequeñas mordidas con sus intensos labios. Con sus ambas manos sujetaba mi cadera y mis brazos. No podía moverme en aquella posición en la que estábamos. Me empujo para atrás, ambos caímos al mismo tiempo en la cama. Se sentía desesperado ¡Estaba desesperado! Sus besos comenzaron a recorrer mi cuerpo entero, levantaba mi blusa una y otra vez mientras besana mi estómago. Besaba mis brazos, mi boca, mis piernas.

-Basta benjamín, por favor –dije susurrando en su oído.
-Me encanta que me susurren –dijo.
-¿Por qué eres así? –Pregunte- ¿Por qué decidiste ser quien eres ahora?
-No lo sé ___(tn) –dijo por fin soltándome- Simplemente me gusta
-¿Te gusta tener sexo? –pregunte.
-¡Amo tener sexo! Y más con tigo Cochurrumina! –dijo.
-¿Cochurrumina? ¿Qué es eso? –pregunte.
-Un nuevo apodo, bueno dejemos de hablar –dijo- Vamos a hacerlo ya
-No espera –dije.
-¿Qué pasa? ¡Vamos! Deja de quejarte –dijo un tanto molesto.
-Me siento mal Benjamín, me duele la cabeza y estoy mareada –dije.
-Luego te doy una pastilla –dijo.
-No benjamín enserio, me siento mal. Y si no me das una pastilla ahora no podré hacerlo bien –dije.
-Está bien, no tardo, espera y no te muevas –dijo.
-No tengo a donde ir –dije.

Benjamín salió de la habitación, era obvio que aquellos síntomas estaban siendo inventados por mí. Me sentía perfecto, me levante de la cama y tome rápido la base de una lámpara. Este sería el momento perfecto en que me podría escapar de benjamín o seria el momento perfecto para poder matarlo y hacerlo sufrir.
Me escondí detrás de la puerta, en la planta baja solo se oía como benjamín tumbaba cosas al piso, me imaginaba que buscaba alguna pastilla. Después de varios segundos pude oír perfectamente como subía las escaleras. Entro en la habitación, tuve la medida exacta como para golpearlo a la cabeza.

-¿Qué? –Pregunto un poco confundido pues él ya estaba en el piso con un poco de sangre en la frente- ¿___(tn)?
-Te llego la hora benjamín –dije- Me has hecho sufrir ¡Ahora me toca a mí hacerte sufrir!
-No para –dijo- Pensé que me amabas y que querías esto con migo
-Pues pensaste mal mi amor, ¡Te odio! –grite.

Golpee nuevamente en su cabeza, la sangre continuaba cayendo de su frente. Ahora estaba completamente inconsciente y yo estaba a salvo. Tire aquella base lámpara al piso y comencé a buscar las llaves del auto en el pantalón de benjamín. No podía encontrarlas, sentí como levanto su mano y tomo de mi muñeca. La apretó, la estrujo tanto que caí al piso a lado de él.

-¿Buscabas esto? –pregunto sacando la llave del auto no sé de dónde.
-¡Dámelas! –grite.
-No hasta que obtenga lo que quiero –dijo.

Metió las llaves en su pantalón, aún estaba tirado en el piso con su cabeza sangrando. Pensé en hacer las cosas un poco interesantes y así para que el de distrajera. Le daría lo que él quería, pero no exactamente todo.

-¿Quieres jugar Benjamín? –pregunte.
-Ah sí es nena –dijo.
-Está bien está bien, tú ganas –dije.

Trataba de verme lo más seductora posible, pero sabía que no lo estaba haciendo bien. No acostumbraba a seducir chicos y menos a benjamín. El estaba en el piso, subí encima de él y comencé a desabotonar su camisa lentamente. Los besos abundaban aquella habitación, benjamín era salvaje. Yo no lo era. Después de unos minutos de provocarlo y quitar su ropa por fin obtuve las llaves del auto. Mi ropa aún estaba puesta así que tenía oportunidad para salir corriendo sin que la gente me viera en la calla.

-Ahora vengo –dije parándome encima suyo.
-¿Ah dónde vas? –pregunto.
-Ah quitarme la ropa ¿Eso es lo que quieres no? –pregunto.

-Puedes quitártela aquí mismo y hacerme un bailecito ¿no? –pregunto sonriendo.
-No lo creo benjamín –dije- Ahora vuelvo

Oculte las llaves en mi mano. Salí de la habitación y cerré con seguro desde fuera. Aún estaba afuera de la habitación, veía la puerta. Un terrible golpe sonó en la parte. Benjamín se había dado cuenta que lo había engañado.

-¡Maldita! –Grito golpeando la puerta- Ábreme
-No te abriré benjamín –grite- Te quedaras aquí encerrado hasta que te pudras
-Saldré de esta habitación –grito- y cuando lo haga te buscare y te matare
-¡Mátame benjamín! ¡Mátame! No me interesa, ¡Solo deja en paz a Justin! –grite.
-Ya lo veremos –dijo.

Salí corriendo de esa casa lo más rápido que pude. No podía reconocer el lugar, era completamente algo extraño para mí. Subí al auto y lo encendí, pude ver desde la ventana de la planta alta a benjamín, este trataba de romper la ventana. Acelere y Salí de aquel lugar.

Iba en el carro pasando por avenidas, pero ninguna se me hacía conocida. Necesitaba preguntar o algo por el estilo. Vi a una mujer a mitad de la calle. Me pare a lado de ella junto con el carro.

-Disculpe señora ¿Sabe dónde queda el centro de la ciudad? –pregunte.
-Si mira, te vas derecho, das vuelta a la izquierda y hay estas –dijo.
-Gracias –dije.

Seguí las indicaciones de aquella señora, pero no llegue a donde yo pensaba. Era un barrio feo, los chicos estaban sentados en las esquinas de las baquetas fumando, otros tomaban. Decidí apresurar el lugar.

Pase aquella colonia y había llegado a una avenida verdaderamente grande. Me imagine que ese era el centro de nueva york. Estaba parada atrás de un semáforo en rojo, las ventanillas estaban abiertas.

-¿_____? –pregunto.
-Oh por dios ¡Justin! –dije.

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